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5 formas viables para convertirte un buen gerente

Become a Better Manager

Las personas no renuncian a sus empleos, renuncian a sus jefes. Quizás ya hayas escuchado esto un par de veces. Incluso probablemente hayas dejado uno o dos empleos porque era imposible soportar al gerente, a pesar de que el trabajo haya sido satisfactorio, desafiante y bien remunerado.

Un buen gerente puede hacer que los empleados sobresalgan en su lugar de trabajo, mientras que los malos gerentes pueden hacer que los empleados odien sus puestos de trabajo, tomen cantidades excesivas de café y usen sus horas laborales para buscar otros empleos, en lugar de mantenerse productivos. 

La importancia de ser un buen gerente

Sin importar el estilo de trabajo que prefieran, los buenos gerentes pueden hacer que un equipo alcance su máximo potencial. Los empleados y los departamentos pueden perder su motivación diaria, el entusiasmo y la productividad cuando los gerentes no son lo suficientemente buenos, lo que puede hacer que busquen nuevas oportunidades de empleo.

Además de supervisar los niveles de productividad de un equipo, un buen gerente también tiene la responsabilidad de ayudar a los miembros del equipo como individuos. Esto significa estar atento de qué los motiva y los inspira, así como de sus habilidades y cómo ayudarlos en las áreas que necesiten desarrollar. Poseer excelentes habilidades de comunicación e inteligencia emocional son dos elementos clave de los buenos gerentes.

¿Cómo ser un buen gerente?

Si bien es extremadamente importante que una empresa contrate y capacite a las personas para que se conviertan en buenos gerentes, aquí te dejamos algunas formas para volverte un buen gerente que llene de felicidad a las personas que trabajan contigo.

Delega tu trabajo

Esto es fundamental si te preguntas cómo ser un buen gerente.

Si bien resulta ser un desafío, inclusive para algunos de los mejores gerentes en el mercado, porque ocurre sin que lo noten. Un buen gerente no hace todo el trabajo por sí solo, sino que entiende el valor que posee delegar el trabajo a su personal. Sin embargo, no muchos gerentes están dispuestos a que otros se encarguen de su carga laboral.

Entonces, ¿por qué los gerentes no delegan responsabilidades?

Existen varias razones por las que los gerentes no quieren que otros asuman algunas de sus responsabilidades. La primera es sencilla, no creen que los demás puedan hacer un trabajo tan bueno como ellos. Pero, con la capacitación correcta, esto es un miedo infundado.

La segunda razón es que el gerente quiere ser irremplazable. Pero todos pueden ser reemplazados, solo es un asunto de qué tan costoso y cuánto tiempo requiere reemplazarlos y contratar a alguien nuevo.

En tercer lugar, los gerentes creen que les tomaría mucho más tiempo capacitar a alguien para que haga su trabajo que se ahorrarían al delegarlo. En otras palabras, el tiempo que se ahorran sería mínimo en comparación con el tiempo que invertido en enseñarle a alguien más a hacer las tareas. Esto es completamente subjetivo y pudiese ser cierto, pero delegar tiene sus ventajas, de las que hablaremos más adelante.

La cuarta razón, y quizás la más válida, por no querer delegar responsabilidades es que el personal ya está sobrecargado de trabajo y no hay nadie a quién delegarlo. O, últimamente, el gerente disfruta tanto de hacer el trabajo que simplemente no quieren delegarlo.

¿Por qué los buenos gerentes delegan su trabajo?

La primera razón, y la más obvia, es para liberar tiempo. Tan pronto como las tareas cotidianas y repetitivas se delegan, los gerentes tienen más tiempo para encargarse de tareas que son indispensables e importantes. La segunda, e igual de importante es que los empleados se sentirán valorados y sabrán que el gerente confía en ellos y su labor, cuando son ellos los encargados de hacerlo.

La última razón y la más práctica es que una vez que el trabajo es delegado, los empleados sabrán cómo hacerlo. Incluso si por alguna razón el gerente no está presente.

Las mismas reglas para todos

Una de las empresas en la que trabajé antes de unirme al increíble equipo de Chanty se enfocaba principalmente en las ventas. Como quizás sepas o no, el cuarto trimestre del año es cuando todos enloquecen sobre las ventas, ya que es el tiempo previo a que se hagan los presupuestos para el próximo año. A excepción de los gerentes, que pueden tomarse días libre cuando quieran, nadie en la empresa tiene permitido tomar más de dos días durante este tiempo.

Está de más decir que ninguno de los empleados se sentía particularmente feliz al respecto. La razón era que tenían normas para todos, excepto para los gerentes. En las palabras de George Orwell, algunos [animales] son más iguales que otros.

Si quieres ganar la carrera para convertirte en un buen gerente, prueba dar el ejemplo en lugar de establecer normas que solo apliquen a los empleados. Si ven que sigues las reglas que has establecido, verán que practicas lo que predicas y estarán más satisfechos con tu liderazgo.

No hagas microgestión

La peor pesadilla de cualquier empleado, y la razón por la que muchas personas preferirían recibir un golpe en el estómago en lugar de tener otra reunión con sus jefes. La microgestión ocurre cuando los gerentes se obsesionan con los detalles y controlan cada aspecto del trabajo de sus empleados. Esto limita la libertad de los empleados para pensar y tomar decisiones independientes. Está de más decir que la microgestión no es uno de los tipos de gerencia más populares en el lugar de trabajo.

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La primera manera de evitar la microgestión es hacer algo que ya mencionamos, delegar pero hacerlo con confianza. Déjale el trabajo a empleados capaces y solo interfiere al momento de revisar los resultados.

Una excelente forma de hacerlo es mediante la regla 95-95. En otras palabras, intenta ser feliz con el 95% del trabajo un 95% del tiempo y pasarás un 95% menos haciendo microgestión. Aunque las cifras no han sido científicamente comprobadas, se mantiene el mismo mensaje. No siempre puedes estar 100% satisfecho con el trabajo.

Es por eso que los buenos gerentes se enfocan en los resultados y no en los procesos. Si prestas toda tu atención a cada detalle de lo que hacen tus empleados, perderás de foco el panorama general. Establece objetivos y plazos, y luego ponte al día con el desempeño de tu equipo. Este estilo de gestión te dará más tiempo para tus propias tareas, permitiendo que tu equipo tome sus propias decisiones y que trabajen sin limitaciones.

Por cierto, si quieres descubrir si estás haciendo microgestión, aquí te dejamos 20 preguntas que te puedes hacer a ti mismo.

Intenta ser un buen comunicador

La principal razón por la que algunas personas son promovidas a posiciones gerenciales es debido a su experiencia. Sin embargo, un buen gerente también debe poseer un amplio rango de habilidades blandas, principalmente la habilidad de comunicarse adecuadamente.

Primero y principal, comunicarse claramente. Muchas veces, la razón por las que se pasan las fechas de entrega y los empleados no proporcionan los resultados esperados se debe a que no has comunicados con claridad lo que se necesita hacer y dentro de qué periodo de tiempo.

La segunda razón por la que surgen conflictos y los gerentes adquieren una mala reputación es porque no se escucha activamente. Cuando los empleados se dirigen a ti, asegúrate de escucharlos y prestarles atención. A menudo, pareciera que los gerentes estuvieran escuchando cuando, en realidad, solo están preparando una respuesta en sus mentes. Sin prestar atención a lo que tienen que decir las otras personas y su comunicación no verbal.

Una excelente manera de mejorar tus habilidades de comunicación es estar más disponible. Si bien no puedes estar abierto a la comunicación todo el tiempo, asegúrate que tus empleados tengan los medios para contactarte y compartir tus opiniones. Bien sea de manera física o digital (mediante herramientas organizacionales como Chanty), ofrece una línea de comunicación abierta a tus empleados.

Se directo

Si bien los elogios son siempre bienvenidos, algunas veces el trabajo no se lleva a cabo tan bien como se esperaba. En este tipo de situaciones queda de ti, como gerente, asegurarte que no suceda nuevamente. La manera de prevenirlo es dando tu opinión abiertamente, sin restar importancia o usar eufemismos.

La razón es sencilla, esto perjudica a la comunicación. Y si tus empleados no reciben una retroalimentación apropiada y honesta, no sabrán lo que tienen que mejorar. Aunque resulte tentador ser sutil con tus empleados para evitar ser percibido como un mal gerente, hacerlo causará efectos negativos en tu trabajo a largo plazo.

Esto no quiere decir que es una buena idea irse al otro extremo y reprender a los empleados por cada pequeño error que cometen a través de su jornada laboral. Asegúrate de que tu retroalimentación sea abierta, constructiva y que se relacione a los objetivos generales.

¿Qué se requiere para ser un buen gerente?

Un buen gerente trata mucho más que gestionar órdenes y tener un cronograma atareado. Los buenos gerentes saben cómo comunicarse apropiadamente, dar retroalimentación honesta, delegar mediante sistemas de gestión de órdenes y mantenerse alejados de las trampas de la microgestión.

¿Conoces otras formas de ser un buen gerente? ¿Tienes otras historias que quieras compartir sobre buenos gerentes con los que hayas trabajado? Déjalo en los comentarios.

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Anastasia Matveyeva

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